No os perdáis: el núcleo antiguo del pueblo, donde las casas conservan arcos góticos como el de Cal Vidal y el del Forn del Blai; el Castell de Rocamora, hoy reconvertido en restaurante; el Santuario de la Virgen María de Montserrat, obra del insigne arquitecto Josep M. Jujol. ¿Queréis andar? Subid a la Torre del Moro y veréis como era una torre de vigía del siglo XI en el límite de la Marca. Para recuperar fuerzas, bebed una buena cerveza artesana o brindad con cava, todo elaborado en Montferri.

Montferri es un pueblo con una gran tradición vitivinícola; solo hay que ver los campos de viña de alrededor. En el núcleo más antiguo, cerca de la iglesia parroquial de Sant Bartomeu (BCIL), algunas casas conservan arcos góticos, como Cal Vidal, en la calle Major, y el Forn del Blai, antigua panadería y ahora bodega, en la plaza Major. El Castell de Rocamora (BCIN) es de visita obligada. El edificio fue construido para defender la zona fronteriza del río Gaià de los ataques de los sarracenos. Se cree que es del 1010 y quién sabe si de origen árabe.

El Santuario de la Virgen María de Montserrat (BCIN) es una de las obras más representativas de la comarca del Alt Camp. De estilo modernista, se le encargó al arquitecto tarraconense Josep M. Jujol, discípulo y colaborador de Antonio Gaudí. El edificio tiene la forma de un barco orientado a Montserrat y está lleno de
detalles jujolianos que hay que descubrir siguiendo la traza y originalidad que caracterizaba al arquitecto Jujol.

En la cima de la carena de la Torre Grossa, al sur de la villa y a 376 metros de altitud, encontramos la Torre de Montferri o Torre del Moro (BCIN).