Rodonyà- Renacimiento y viñedos
No os perdáis: el antiguo Castell de Rodonyà y la iglesia parroquial de Sant Joan Baptista. El Ball Parlat de Sant Joan Degollat, a finales de junio, y la oferta de productos agropecuarios y vitivinícolas justifican una visita a este municipio.
El Castell de Rodonyà es uno de los edificios más singulares de la población. Documentado ya en el siglo XII, durante el proceso de expansión feudal, fue el centro administrativo de la Baronía de Rodonyà, jurisdicción señorial bajo el dominio del grupo familiar de los Tamarit. El edificio actual es un claro referente de la arquitectura señorial de traza renacentista del Camp de Tarragona. En el transcurso de los últimos años, ha sido objeto de una rehabilitación integral que ha comportado la recuperación de la obra original y ha propiciado la puesta en valor y la museografía. Las antiguas dependencias se han habilitado como sede del ayuntamiento y otros equipamientos públicos como la biblioteca, la sala de exposiciones y otros espacios polivalentes.
Entre los principales elementos del patrimonio arquitectónico de la población está la iglesia parroquial de Sant Joan Baptista, de líneas neoclásicas y construida en el tercer cuarto del siglo XVIII y también el Sindicato Agrícola, un edificio de planta rectangular y con una fachada principal de líneas sencillas, construido a principios del siglo XIX como centro social. Actualmente acoge el café y la sala de baile del pueblo. También de este periodo es el edificio de la almazara, donde se preserva íntegramente todo el utillaje del proceso de elaboración del aceite, que se utilizó hasta finales de siglo XX.
En cuanto a las tradiciones de la población, hay que hacer referencia al Ball Parlat del Degollament de Sant Joan Baptista (Baile hablado del degüello de san Juan Bautista), una obra de teatro popular de calle, documentada ya desde el siglo XIX, que es interpretada por los vecinos de la población. Así mismo, también se conserva la tradicional procesión del Pa Beneït que se hace durante la fiesta mayor de verano y que recorre las calles del pueblo para solemnizar la bendición de las típicas cocas azucaradas.