No os perdáis: el Castell feudal, edificado sobre un cerro de 132 metros, y los lavaderos, justo en la entrada del pueblo, con una zona donde se puede comer y descansar. No dejéis de ir a la panadería a comprar cocas; la adobada y la de chocolate son espectaculares.

En los Garidells conviven la agricultura y la avicultura. En cuanto a los cultivos, destaca la viña, los almendros, los olivos, los avellanos y los algarrobos, que -dicen-, sólo pueden vivir si tienen el mar cerca. Os recomendamos un paseo por su término para disfrutarlo plenamente.

Del antiguo Castell se conserva la planta entera, con una altura máxima de las paredes de entre 7 y 8 metros por encima del escombro. El Ayuntamiento lo adquirió para consolidarlo y recuperar parte del patrimonio. Desde el cerro, de 132 metros, se puede ver una bonita panorámica del pueblo y alrededores.

La iglesia parroquial es pequeña y está dedicada al patrón de la localidad, Sant Jaume. En la entrada del pueblo están los antiguos lavaderos municipales, restaurados recientemente; os recomendamos parar y que os sentéis en alguna de las mesas. El pueblo tiene una ubicación privilegiada: está cerca de Valls, pero también de Tarragona y de la Estación del Camp, por donde circulan los trenes de alta velocidad.