El Real Monasterio de Santes Creus está situado en la riba del río Gaià. El que fuera el centro de una de las señorías monásticas más extensas e influyentes de la Corona de Aragón. Con una arquitectura sólida, grave y austera, la abadía refleja el modelo canónico de los monasterios del Cister (juntamente con Vallbona de les Monges y Poblet). Visitar Santes Creus es revivir un tiempo en que la pureza y el distanciamiento del mundo se concretaba en un punto bien ancorado en la tierra. 

Fundado el 1160, el momento álgido de Santes Creus fue el entre los siglos XIII y XIV, por su estrecha relación con la nobleza y el linaje real. Los reyes Pere el Gran y Jaume II el Just y su mujer Blanca de Anjou fueron mecenas del monasterio y escogieron ser enterrados aquí, en dos mausoleos góticos al lado del altar mayor. El estudio y restauración de los panteones reales, el 2010, permitieron descubrir los restos de Pere el Gran y Blanca de Anjou, los únicos reyes de la Corona de Aragón, los restos de los cuals han permanecido intactas. 

La planta del monasterio organiza los espacios en función de las necesidades de la comunidad. La iglesia, abierta al culto el 1225 es un ejemplo de la transición del románico al gótico. A pesar de ofrecer sensación de ligereza y grandiosidad, es un templo sólido y austero. Contrasta con el esplendor del siglo XIV, el primer estilo gótico de la Corona de Aragón.